Fedro San Telmo

 

  


CICLO DE POESÍA

Coordinado por Florencia Walfisch y Ana Lafferranderie

poesia@fedrosantelmo.com.ar
(escribinos para recibir información del Ciclo)

 

 

 

 


Mayo 2007

Pier Paolo Pasolini (Teresa Arijón)

 

¿Quién soy? (fragm.)

 

Aquí están

estas son las obras que anhelaría hacer

que son mi vida futura

pero también pasada y presente.

Sabés, ya te lo dije viejo amigo

padre un poco intimidado por el hijo

huésped alóglota potente, de humildes orígenes:

qué poco vale la vida!

Por eso yo querría tan sólo vivir

aún siendo poeta

porque la vida se expresa también por sí misma.

Quisiera expresarme con ejemplos,

arrojar mi cuerpo en la lucha,

pero si las acciones de la vida son expresivas

la expresión también es acción.

No esta expresión de poeta renunciatario

que no dice sino cosas y utiliza la lengua como voz

pobre, directo instrumento.

Sino la expresión desatada de las cosas,

los signos hechos música,

la poesía cortada y oscura

que no expresa nada más que ella misma

según la idea bárbara y exquisita

de que la poesía sea sonido misterioso

entre los signos orales de la lengua.

Yo entregué a mis coetáneos

y también a los más jóvenes

esta bárbara y exquisita ilusión.

Y te hablo brutalmente.

Y porque no puedo volver atrás

y tomarme por un chico salvaje que cree que su lengua

es la única del mundo

y que en sus sílabas siente misterios musicales

que sólo sus compatriotas

semejantes a él por carácter y locura literaria pueden percibir,

en tanto que poeta, seré poeta de cosas.

Las acciones de la vida sólo serán comunicadas

y serán la poesía, porque te repito:

no hay otra poesía que la acción real.

Temblá sólo cuando la volvés a encontrar en los versos

o en las páginas en prosa cuando su vocación es perfecta.

No haré esto con alegría

tendré siempre la nostalgia de aquella poesía

que es acción por sí misma

en su apartarse de las cosas,

en su música que no expresa nada

más que la propia, árida y sublime pasión por sí misma.

Y bien, te confiaré antes de dejarte

que quisiera ser compositor de música,

vivir con instrumentos en la torre de Viterbo que no logro comprar,

en el más bello paisaje del mundo

donde  Riosto estaría loco de alegría de sentirse recreado

con toda la inocencia de las encinas, montes, aguas y hondonadas

y así componer música, la única acción expresiva acaso,

alta e indefinible

como las acciones de la realidad.

 

Juan Manuel Inchauspe (Carlos Battilana)

5

Suave es caer en la habitación
cuando hemos dejado detrás
esa acumulación crujiente de horas
quemadas para vivir.

Suave la presencia de los muebles
la línea de tu nuca acompañando
la inclinación de tu cabeza sobre el libro.
Suave el fondo de mar de tus ojos.

Y más suave la hora -en que ya cansado
pero terriblemente libre- enciendo
la lámpara que apagaré muy tarde.

Juan Manuel Inchauspe
(de Poemas)

 

Mark Strand (Eduardo Mileo)

 

En un campo
soy la ausencia de campo.
Siempre sucede así:
dondequiera que esté
soy aquello que falta.

Si camino parto el aire
mas siempre
el aire vuelve
a ocupar el sitio donde mi cuerpo estuvo.

Todos tenemos razones para movernos:
yo me muevo
para mantener las cosas enteras

 

 

(Traducción de Reynaldo Jiménez y Violeta Lubarsky)

 

Michael Ondaatje (Paulina Vinderman)


Última tinta

En algunos países el aroma traspasa el corazón
y uno muere a medio despertar,
en la noche, mientras pasan el buho y el carro del asesino
del mismo modo alguien en tu vida hablará de amor y dolor
luego te dejará riendo.

En ciertas lenguas la caligrafía celebra
el lugar donde encontraste por azar
la flor del ciruelo y la luna

—la luz del crepúsculo, la forma de la nube,
grabados para siempre en tu corazón
y el resto del mundo— caos,
gira alrededor de tu barca de invierno.

Noche del ciruelo y de la luna.

Años más tarde la compartiste
con un pergamino o aplicaste
la tinta a la piedra
para captar la visión de una vida.

Una condensación de tiempo en las montañas
—tu puerta hinchada por la lluvia, un verano
escaso de contacto humano.
Sólo campanas de otro pueblo.
El recuerdo de una mujer bajando la escalera.

(de Handwriting, versión de Paulina Vinderman)

 

Junio 2007

 

(Mario Nosotti)

 

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Paulina Vinderman (Enrique Solinas)

Black Mask
(del libro Bulgaria, 1998)


En la novela negra
ella no se enamoraría del asesino,
sería la torva ingenua bailarina de cabaret
o la dulce -nada ingenua-
muñeca con ojos como ciervos, pelo
para agitar en el viento entre las acacias.
En la novela negra
no podría jamás cruzar la línea,
bajo su respiración
estarían los muros amarillos,
la seducción de un héroe al que abrazar.
Y ya no importaría la tensión del poema
o de su espalda
soportando el mundo.
En la novela negra ella no tendría esta asfixia,
este estribillo que envejece
a medida que come de su pan
y abre los brazos en la oscuridad
en un escándalo incumplido.
Si algo la habita
es la memoria de un puerto insignificante
y caluroso
donde la muerte no era un estallido
sino una conversación, una clara evidencia

 

(Susana Swarc)

 

 

(Laura Yasán)

 

 


Julio 2007

Tu Fu (Javier Adúriz)

 

UNA VISITA A WEI PA
Por Tu Fu

En la vida es tan raro el reencuentro
de dos viejos amigos
como la conjunción de las estrellas
matutina y vespertina.
Esta noche, diferente
a todas las noches,
nos pudimos sentar juntos
bajo la luz del mismo candil.
Juventud y vigor
¿cuánto tiempo pueden durar?
Nuestras barbas y cabellos
han encanecido.
Al visitar a los viejos amigos
hallo entre los fantasmas
la mitad de ellos.
Pero ahora, al verte de nuevo
mi corazón se estremece.
¿Quién podría imaginarse
que pasarían dos décadas
antes de volver a visitar tu hogar?
La última vez que nos vimos
aún no te habías casado;
¡hoy, de pronto, veo a tus hijos
delante mío formando fila!
Ceremoniosamente, y dando muestras
de alegría, presentan sus respetos
al viejo amigo de su padre
y me preguntan de dónde vengo.
Antes de que pudiese responderles
los chiquillos traen los manjares
y el vino, poniéndolos delante nuestro.
Los puerros vernales se siegan
durante el rocío del atardecer.
Luego se los guisa frescos
con una pizca de mijo amarillo.
Mi anfitrión me habla de lo difícil
que es celebrar un encuentro
y me pide disculpas
una y otra vez.
Después de diez copas
aún no estábamos ebrios:
sólo nos tornamos sentimentales
ante nuestras reminiscencias.
Mañana nos separarán
las Colinas Occidentales
y los afanes del mundo
harán que nos olvidemos
el uno del otro.

(En Poemas Chinos de la dinastía T’Ang, traducción de Raúl A. Ruy, Hachette: Bs.As.)

 

Patti Smith  (María Teresa Andruetto)

Patti Smith. / 1975/ Photograph by Robert Mapplethorpe

Yo quería grabar un álbum que hablara de caballos

y te pedí que me sacaras una foto para la tapa.

Una foto que haga historia, dije, y vos hiciste ésa

donde yo no era hombre ni mujer. Habíamos

dormido demasiado. Me puse aquella ropa que era

como un uniforme, en la calle y en el escenario. Nada

de asistentes, dijiste, quiero un triángulo de sombras.

La luz ya había muerto entre nosotros. Me pediste

que me quitara el saco porque te gustaba mi camisa

blanca y yo me lo puse al hombro, como Sinatra,

y lo sostuve de un extremo para que no cayera. El

álbum empezaba con esa frase que yo solía decirte

por las noches: Jesús murió por los pecados de alguien,

no por los míos y la frase que hubiera cabido en boca

de mi madre se mezcló con la canción de una chiquilla

suicidándose.

 

(Gabriel Reches)

 

 

(Susana Villalba)

 

 

 

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